domingo, 29 de abril de 2012

Hítler, Franco, Arana y el bombardeo de Gernika.

Una parte de mi infancia la disfruté en Ibarranguelua, el pueblo de mis abuelos, a 10 Km de Gernika. Mi tío Ignacio me contó cómo un día, siendo niño, vio pasar las escuadrillas de aviones alemanes y a continuación comenzó el estruendo de los estampidos de las bombas, y surgió en el cielo la humareda de los incendios que duraron 3 días. Acaban de cumplirse 75 años de aquel famoso bombardeo. Muchos españoles murieron en aquella guerra. Mi abuelo había emigrado a Filipinas y no pudo regresar hasta casi 20 años más tarde, cuando las represalias franquistas se fueron relajando. El me enseñó el himno "Gernikako arbola", y no puedo dejar de emocionarme al recordarlo cuando casi todos los años voy a hacer una visita al famoso Árbol de Gernika. Mi abuelo amaba a España y al País Vasco por igual.
     Adolf Hítler, Francisco Franco y Sabino Arana tienen en común que los tres son fundadores y líderes de movimientos fanáticos y totalitarios, caracterizados por creerse superiores, en posesión de la verdad, y por querer obligar a los demás a someterse a su doctrina. Los fanáticos defienden las ideas de su grupo con desmesura, con violencia, y nunca dan su brazo a torcer. Si alguien debate con ellos siempre percibe el mismo planteamiento: "yo tengo razón, debes pensar como yo, convertirte a mis ideas; y si no, vete de aquí o muere". Con un fervor y entusiasmo inusitado acaban convenciéndose de que son mejores que los demás, de que pertenecen a una raza superior, simplemente por haber nacido en un lugar concreto. Sus líderes se presentan como los Mesías que liberarán al pueblo de su estado de postración, causado siempre por sus enemigos,  y le conducirán hacia la plenitud: el dominio del mundo, el imperio resurgido, la pureza religiosa y moral, la riqueza, la independencia... Mezclando leyendas y literatura épica, un selecto grupo de ideólogos construye un relato de un pasado idílico y glorioso de su nación, y a base de manipulación lo imponen como si fuera historia verdadera, única verdad, dogma de fe. Y el que se atreva a opinar otra cosa es considerado enemigo del sistema, del pueblo, de la patria, de la lengua propia: y es tratado como un traidor. Ni en la alemania nazi, ni en la españa de postguerra, ni en el país vasco, la gente se atrevía o se atreve a discrepar. Hay miedo, mucho miedo. Muchos huyeron, muchos tuvieron que ir al exilio... Se calcula que 300.000 vascos se han ido de Euskadi en estos 40 años.
    Acaban considerándose la única opción válida para su territorio y se convierten en fanáticos nacionalistas. Su meta política es el partido único, detentar el poder absoluto. Sólo mantienen la fachada de democracia. Un buen alemán no podía ser más que nacionalsocialista hitleriano; un buen español no podía más que alinearse en el movimiento franquista; un buen vasco no puede ser más que nacionalista antiespañol, con disimulo o con violencia descarada. Quien no está con el partido está contra el partido, y hay que acabar con los enemigos, ya sea de fuera o infiltrados: sionistas, rojos, centralistas, conspiración judeo-masónica, árabes, maketos, al-Quaeda, los Reyes Católicos... Los seguidores más fieles y fanáticos se convierten en guerreros (gudaris) dispuestos a todo por la causa. Los líderes justifican o encubren la violencia, los campos de exterminio, la represión, las bombas, la extorsión...
    No puede haber disidencia. Allí sólo se puede ser y pensar como ellos decidan. Se monopolizan la cultura, la enseñanza, y la información, que se convierte en propaganda. Se destaca todo lo que es exclusivo del grupo, lo peculiar, y nunca lo que es común con los otros, que son el enemigo. Sólo se acepta a un extraño si éste se integra en el grupo, si comulga con todas sus ideas, si adopta las maneras de pensar y de hablar de los "puros": de los nazis, de los patriotas, de los nacionalistas. A los niños se les inculcan desde pequeños esos principios fanáticos: las juventudes hitlerianas, los falangistas, los niños de la OJE, los de las ikastolas... nunca deben aceptar otras ideas que no sean las del partido. Todo lo que venga de fuera contamina. Nuestra raza es pura. Hay que mantener las tradiciones. "Jaungoikoa eta Legezarra", Dios y la Ley Antigua: ese era el lema de Sabino Arana según me enseñó mi abuelo, que conoció al fundador del nacionalismo vasco.
    El pueblo se deja contagiar fácilmente de ese fanatismo, que se convierte en una religión. Los escritos fundacionales son la nueva Biblia. Los símbolos de la patria se idolatran. El idioma se diviniza. La salvación se consigue luchando por la causa. La seguridad que da la convicción de estar en el buen camino, construyendo la nueva Patria y aniquilando a los enemigos produce un estado de embriaguez espiritual. De manera aislada esos fanáticos pueden parecer personas normales; pero si se juntan varios nazis, varios soldados del llamado bando nacional, varios abertzales de Jarrai, nadie que no sea adicto al régimen o al partido o a la causa está a salvo. Quienes no comparten la ideología dominante saben lo que les espera: desprecio, amenazas, agresiones... y hasta la muerte en demasiados casos.
El Roble de la Casa de Juntas.
    Y siempre esos movimientos son controlados por un líder o una élite que manejan a las masas gregarias aprovechando el profundo miedo que tienen la mayoría de los seres humanos a pensar y a elegir por sí mismos, a ser distintos a los demás, a ser libres. Porque cuando todos piensan lo mismo es que uno piensa por todos.
    El himno que me enseñó mi abuelo termina llamando al histórico roble de la Casa de Juntas de Gernika "arbola santuá", árbol santo. Ese árbol santo cobija a todos lo que se ponen bajo su sombra. No pregunta dónde nacieron, ni qué idioma hablan, ni cuales son sus ideas políticas, ni su riqueza... No trata a nadie con desprecio ni con violencia. Ese es su mensaje y su enseñanza. Hoy le doy un abrazo compungido, dedicado a todas las víctimas del fanatismo, y especialmente a las de ese pueblo que fue bombardeado hace 75 años. Y a tantas otras víctimas que viven hoy en España y que tienen secuestrada su inteligencia y su libertad por la plaga del nacionalismo exclusivista, localista, basado en la mentira, racista, violento, antiespañol, fanático y engreído.
"Si un español que estuviera ahogándose en la ría te pidiese socorro, contéstale: estakit erderaz, yo no entiendo español" Sabino Arana.

6 comentarios:

  1. A diferencia de Hitler y Franco, Sabino Arana Goiri está muy vivo. En realidad los que tienen buena salud son los vivales que, aprovechando el legado intelectual del vizcaíno, mantienen una patraña muy conveniente que colma de poder a sus defensores. Mientras la Historia ha encontrado un lugar preferente para los dos dictadores en el archivo de los indeseables, el bueno de Sabino ha encontrado la manera de sobrevivir.
    Arana nació en el último tercio del siglo XIX y desde sus orígenes carlistas evolucionó a una ideología radicalmente nacionalista e independentista que ha sido -y sigue siendo- causa de gran desgracia para muchos ciudadanos. Murió muy joven a causa de una enfermedad de la glándula suprarrenal que nuestra medicina actual soluciona con solvencia y dejó para la posteridad un mar de escritos en los que se pueden rastrear los orígenes de la insania en las Provincias Vascongadas. ¿A que hace mucho que no se oía tal denominación? Pués es la de siempre!
    Arana defendió firmemente a la invicta Vizcaya frente a la permanente invasión extranjera (española básicamente), el catolicismo más rancio «sin Dios no queremos nada», un antiliberalismo feroz, la independencia en base a los Fueros y la superioridad de la etnia de los vascos frente a la afeminada e inferior raza española, entre otras lindezas.
    Con esta etimología las palabras resultantes solo pueden sonar muy raro.

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    1. Geuk geureari Euskal Herria esaten dotzegu, ta ez Provincias Vascongadas. Nosotros lo llamamos Euskal Herria, no Provincias Vascongadas. Escuchandoos a vosotros no parece que Franco este tan muerto como decis

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  2. Las Ikastolas de Euskalherria son colegios públicos y privados, donde se enseña en un sólo idioma: el Euskara como asignatura principal, y la lengua Inglesa y española como otras asignaturas, con sus horas corespondientes. NO son colegios nacionalistas. y SI son centros educativos q algunos padres eligen para sus hijos cuyo idioma habitual es el euskara.

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    1. Dudo que todos los niños que van a las Ikastolas vayan por elección de sus padres: a veces no tienen otra opción. El problema de las Ikastolas y de los colegios en Euskalherría no es sólo el del idioma, sino la ideología nacionalista y antiespañola que impregna toda la enseñanza.
      Como muy bien dijo un sabio: Los ejércitos tienen soldados, los nacionalistas profesores.
      Gabón, Boas noites.

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    2. es verdad, de hecho, en Euskal Herria no hay colegios, están todos en Burgos o Castro, y ademas no hay autobús, así que los niños de familias españolas se ven obligados a andar cientos de kilómetros para poder estudiar en el mejor idioma del mundo, el español, y por el camino son escupidos, insultados y apedreados por los niños terroristas de las ikastolas, que esperan llegar a la Universidad Publica Vasca para coger por fin las armas y matar muchos españoles.
      Esta es la triste realidad y el verdadero problema en las Tierras Vascongadas

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    3. ya me gustaria saber, donde has aprendido tu, quien te ha enseñao, como, y para con que fin el ministerio de cultura de tu época (franquista seguramente) diseño el sistema educativo en el que tu estudiaste. Preocupate por tu educacion, y deja que los demas se preocupen de la suya.
      La unica realidad es que los vascos seguimos sin poder hacer una vida plenamente en euskera, y entre otras, una de las razones es que existe gente que se niega a aprenderlo. Eso tambien es nacionalismo, nacionalismo español. No seas hipocrita , vosotros usais la educacion como arma, y aparte teneis ejercito, por si acaso con los colegios no basta

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