martes, 12 de febrero de 2013

Sobre el terrorismo de estado en Cuba. Y sobre UPyD.

"Debemos ser críticos con los que llevan muchos años engañándonos (y robándonos) desde el poder; sea en Cuba o aquí".

Hace unos días publiqué (ver en el Blog y en Faro de Vigo) mis razones para pensar que detrás de la muerte de los 2 líderes de la disidencia cubana (Oswaldo Payá y Harold Cepero) se averiguaba la mano negra del gobierno cubano. El Sr. Juan García me contesta (ver carta en Faro de Vigo) llamándome difamador (lo cual supone reconocer que también piensa que fueron asesinados, pero que no quiere que nadie lo diga) y defendiendo la inocencia y la bondad de la Dictadura castrista. Dice que sólo se puede hablar de hechos comprobados. Pero ¿hay algo comprobado en esa historia? Si el gobierno de la isla no tenía que ocultar que fue un asesinato, que fue un atentado camuflado de accidente, ¿por qué la policía política cubana no permitió que nadie corroborara la versión oficial? En Cuba los Castro se encargan de crear y controlar la verdad, como hacían Stalin, Franco, Hítler… y los cubanos de la isla no tienen otra opción más que asentir sumisos. Para más información se puede consultar la web de Amnistía Internacional: por ejemplo, podrán comprobar que un periodista cubano está detenido (e incomunicado) desde septiembre por haber investigado sobre la retención en el aeropuerto de La Habana (por las autoridades castristas) de medicamentos enviados por la OMS para tratar una epidemia de cólera (cuya existencia el gobierno cubano niega), probablemente para venderlos en el mercado negro.
El Señor García aprovecha su carta para burlarse y para tratar de criticar a UPyD: pero demuestra estar profundamente desinformado y/o lleno de prejuicios. Pongo un ejemplo: afirma que UPyD quiere imponer el castellano sobre el gallego. Si hiciéramos lo que hacen los de “Queremos Gallego” con la otra lengua oficial, sí que nos podría acusar de eso, de querer imponer una lengua sobre otra; pero la realidad es que nosotros queremos recuperar la libertad de cada gallego para elegir la lengua oficial de su preferencia, para ser tratado por la administración o en la que nuestros hijos reciban la enseñanza (sea esta gallego o castellano). Los métodos de los impositores (a los que el Sr. García defiende) son como los de todos los dictadores: aquí nadie puede decir lo que quiere ni lo que piensa: lo que yo mando es lo que quiere todo el mundo, y quien diga algo en contra es un enemigo del pueblo y debe ser tratado como tal. El Sr. García también se equivoca o nos calumnia poniéndonos en el mismo saco que a los demás partidos políticos en cuanto a la corrupción y a la falta de transparencia, pues los analistas políticos objetivos destacan la lucha de UPyD contra la corrupción, las injusticias y los privilegios de los políticos. El Sr. García yerra totalmente cuando se refiere a lo que él piensa que son las máximas preocupaciones de nuestro partido (por ejemplo, según él, “desprestigiar la autonomía de Galicia”), y aunque desprecie e insulte a los 21.335 gallegos que hemos votado a UPyD (pese a que sabíamos que no teníamos posibilidades de alcanzar escaño), debería hacerle reflexionar el hecho de que somos la primera fuerza extraparlamentaria de Galicia.
El Sr. García confía plenamente en el régimen cubano: se cree todo lo que dicen los que controlan el poder en la Isla, que se han especializado en mantener engañado al pueblo (pincha aquí: interesante enlace para saber mucho más). Pero en un momento de su carta critica a los partidos políticos españoles que tienen o han tenido poder. Deduzco cierta incongruencia en sus planteamientos, porque los líderes de esos partidos están en el poder gracias al voto de miles de vigueses, de gallegos y de españoles que, como él, confían más o menos ciegamente en lo que les dicen los que gobiernan, se lo creen todo y no reaccionan ante sus mentiras, sus prácticas corruptas, y ante el incumplimiento de sus promesas. Entre esa sumisión acrítica y la incapacidad para abrir la mente y entender lo que realmente decimos y hacemos los nuevos partidos, así nos va.
Asumiendo el riesgo de que al Sr. García se vuelva a burlar de mi (es muy libre), me permito dar un consejo a los lectores: que nadie tome ejemplo del Sr. García. Hagan el esfuerzo de acercarse a la verdad, y sean críticos (sin mentir) con los que llevan muchos años engañándonos (y robándonos) desde el poder; sea en Cuba o aquí.

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