lunes, 13 de abril de 2015

Lo peor de la política y del PP queda en evidencia con el escándalo de la supresión del laboratorio del nuevo hospital de Vigo.

Foto que tomé durantre el acto que relato.
Auditorio del Concello de Vigo, 8.4.2015 (Ver).
   (Este artículo ha sido publicado hoy en Noticias de Vigo: Ver)

  El pasado miércoles asistí en el Auditorio del Ayuntamientro de Vigo a una reunión científica y reivindicativa sobre la decisión de la Xunta de suprimir el Servicio de Laboratorios en el nuevo Hospital de Vigo. Varios profesionales expusieron abundantes datos y experiencias que no dejaban lugar a dudas: lo que el PP va a hacer causará muchos problemas, aumento de la complejidad, limitaciones, retrasos diagnósticos, riesgos para la salud... y además resultará más caro. Los presentes no se explicaban por qué el gobierno gallego ha tomado esa decisión.
   Los que lean lo que sigue lo entenderán. Aunque probablemente se cabreen un poco al saberlo... O un mucho.
   Parece que en este país se ha hecho costumbre que, una vez firmado el pliego de condiciones entre la Administración y una empresa privada para desarrollar una obra pública, y tras empezar la construcción, la empresa alega complicaciones o sobrecostes, y exige renegociar el dinero a cobrar. Y los políticos implicados, al considerar imprescindible la finalización de la obra (para inaugurarla antes de las elecciones, habitualmente), aceptan (con procedimientos de urgencia y más opacos de lo habitual) aportar más dinero a la empresa privada (con los consiguientes porcentajes de beneficios que se pueden repartir entre ellos); o bien, si la Administración no tiene dinero (o no quiere emplearlo en eso), lo que suelen acordar es reducir el proyecto de construcción, manteniendo el coste anterior, con lo que la empresa también obtiene un gran beneficio al ahorrase muchos millones en gastos de material y personal...
El "proyecto Beiramar" de Caballero: un complejo
comercial acristalado de 24.000 m2 que iría desde
el auditorio hasta la calle coruña. Ver Ref.
No se hizo nada, y la zona sigue hecha un desatre.
   Los vigueses bien informados tenemos muy presente un ejemplo paradigmático de ese tipo de abusos: lo que ocurrió con la construcción del Auditorio. La empresa Sacyr firmó un contrato para construir el Palacio de Congresos de Vigo por 85,7 millones de euros. Pero tras empezar la obra el año 2006, la paralizó alegando un desfase presupuestario, y exigió recibir un total de 155 millones para terminarla. Algunos técnicos del Concello aconsejaron rescindir el contrato y hacer otro concurso; pero en marzo de 2008 Abel Caballero anunció, vendiéndolo como un gran logro personal, que había firmado un nuevo acuerdo con Sacyr por el que se mantenía el precio inicial pactado con el Ayuntamiento, modificando únicamente, según sus palabras, "algunas características accesorias de la obra".
   La chapuza final del Auditorio no tiene nada que ver con el proyecto inicial, y está suponiendo un descrédito para Vigo y una ruina que pagamos todos los vigueses. Los datos son elocuentes: se redujeron 45.000 m2 de construcción, especialmente zonas destinadas a locales comerciales (que de hecho no existen); la altura final del edificio pasó de 42 a 32 metros; de las tres plantas subterráneas de garajes proyectadas sólo se hizo una (y las 850 plazas de aparcamiento se quedaron en 325); no se hizo la sala secundaria para congresos y reuniones, ni la zona de cines, ni quedó sitio para poner la Biblioteca del Estado; la sala principal se quedó sin foso para la orquesta; no se consiguió una buena acústica; se juntaron demasiado los asientos, sin dejar espacio para los pies… Caballero sucumbió ante las presiones de las empresas concesionarias. ¿Por qué? Debe tenerse  que detrás de esas empresas estaba el amigo del alcalde Julio Fernández Gayoso, ahora imputado por las irregularidades cometidas al frente de Caixanova que tan caras nos salieron a los gallegos. El sistema de financiación por concesión a ese grupo de empresas privadas está suponiendo para las arcas del Concello muchos gastos, que se prolongarán muchos años. En 2012 Vigo tuvo que pagar 5 millones de euros más a Sacyr; y el Hotel Carrís, instalado en ligazón con el Auditorio, tuvo que cerrar el año pasado, y ha reclamado 9 millones al Concello y a la Concesionaria por incumplimiento de sus compromisos. Además, el alcalde prolongó hasta 60 años la concesión de la explotación... condicionando irresponsablemente (como acostumbran a hacer todos los políticos) los gastos de las futuras generaciones de vigueses.
Foto del NHV (Nuevo Hospital de
Vigo), en avanzado estado de gestación,
pero con malformaciones.
   Volvamos al Nuevo Hospital de Vigo.
   Hace más de 10 años el Gobierno de Galicia decidió que era necesario hacer un nuevo Hospital en nuestra ciudad. Todavía estamos esperando que se inaugure. El año 2005 ya estaba decidida su ubicación en terrenos de las parroquias de Beade y de Valladares, e inicialmente se estimó su coste en 200 millones de euros. El gobierno bipartito (socialistas y nacionalistas) aprobó en 2006 el plan funcional del NHV, y en 2008 un proyecto arquitectónico básico. Lógicamente incluía un área para el Servicio de Laboratorios. El gobierno del PP, que llegó al poder en 2009, revisó esos planes, realizó las expropiaciones, y en enero de 2011 adjudicó las obras de construcción del NHV a un consorcio de empresas privadas. Con esa decisión, lo que podía haber costado al erario público unos 450 millones de euros, lo pagaremos los gallegos durante 20 años y nos costará al final cuatro o cinco veces más: cerca de 2.000 millones de euros. Todos sabemos que esas concesiones (llamadas cínica y eufemísticamente "colaboración público-privada") proporcionan millonarios beneficios a los poderosos empresarios y financieros, y a sus amigos, entre los que se encuentran los mismos políticos que las conceden...
Planos iniciales del NHV (planta segunda). Se ha
marcado la zona destinada a los laboratorios.
   Pero la empresas privadas a las que el Gobierno de Feijóo había concedido el contrato de construcción pasaron por dificultades económicas, debido a que las entidades financieras que estaban detrás de esas constructoras, Bankia y otras Cajas, habían quebrado (por la mala gestión de los políticos que las habían invadido), y las obras  del NHV se paralizaron en verano del 2012. Lo lógico hubiera sido que, en base a los incumplimiento de los pliegos de condiciones de la Licitación del NHV por parte de la Concesionaria, la Xunta denunciara el contrato y retornara al proyecto inicial de financiación pública a través de la Sociedade Pública de Investimentos de Galicia (SPI) con el apoyo financiero del Banco Europeo de Inversiones.
   Pero el empecinamiento ideológico y los compromisos inconfesables de Feijoo, convertido en rehén de la Concesionaria (en la que tenían intereses directos altos cargos del PP, como Agustín Hernández, exconsejero del PP y alcalde de Santiago, o Telmo Martín, empresario de la contrucción, diputado y exalcalde de Sanxenxo) explican que no tomara la decisión que debía tomar. Y lo que hizo fue re-negociar con las empresas concesionarias, ofreciéndoles reducir los costes de construcción recortando el proyecto arquitectónico: con lo que el área del Laboratorio (entre otras) desapareció. Además, la Xunta solicitó un crédito al Banco Europeo de Inversiones (BCI) por 180 millones de euros para ayudar a financiar la obra, incumpliendo de nuevo el contrato de Licitación que especificaba que la financiación era a riesgo y ventura de la Concesionaria. Al final, el beneficio para las empresas será mucho mayor del que soñaban obtener inicialmente, pues cobrando el mismo dinero van a tener que invertir y que trabajar mucho menos.
   Para suplir esa carencia, el gobierno del PP decidió habilitar una zona del Hospital de Meixoeiro, que está a unos 10 Kilómetros de distancia del nuevo, para instalar allí los laboratorios que prestarán sus servicios al nuevo Hospital. Y el NHV sólo contará con un pequeño laboratorio para pruebas básicas de Urgencias. Dieron el visto bueno los "expertos asesores" del Sergas y de la Xunta (todos puestos a dedo no por sus méritos o capacidad, sino por afinidades políticas) sin contar con la opinión de los profesionalesDesde el punto de vista médico y de gestión no hay ninguna duda de que esa decisión es negativa y perjudicial.
   Si el caso del Auditorio ya es cabreante porque nuestro alcalde fue el responsable de una gran chapuza y nos hizo perder mucho dinero que se podía haber empleado en arreglar los muchos problemas graves que tenemos, en el caso del Nuevo Hospital de Vigo al cabreo que supone que el dinero de todos vaya a los bolsillos de financieros y políticos se añade los perjuicios para nuestra salud que van a ocasionar las decisiones tomadas, y que los que las tomaron fueron conscientes de ese efecto mórbido o letal. Mientras todos los médicos expertos afirmaban el otro día que ubicar los Laboratorios fuera del Hospital causará limitaciones y hará el trabajo más complejo, más costoso y con más riesgos potenciales, a Feijóo parece que no le importan nada los perjuicios que va a ocasionar a los profesionales y a los ciudadanos gallegos del área sanitaria de Vigo, y va por ahí justificándose cínicamente y declarando estupideces como que lo importante es que las analíticas urgentes se analicen en el propio Hospital.
   Cada vez veo más claro que esa casta de políticos corruptos que nos está gobernando (del PP, y también del PSOE y de otras siglas) debe ser derrocada cuanto antes: por dignidad, por nuestro bienestar, y ahora creo que también por nuestra supervivencia.

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