lunes, 20 de junio de 2016

El aumento de la desigualdad, el mayor fracaso del PP de Rajoy: solo por eso no deberían seguir gobernando.

   ¿Qué pensaríamos de un padre de familia que, faltando comida para los suyos, permitiera que unos hijos comieran cada vez más, mientras que los otros hijos y el resto de la familia tuvieran cada día menos comida? Pues ese ejemplo sirve para entender lo que está haciendo Mariano Rajoy.
   El presidente en funciones del gobierno y candidato a la reelección por el PP presume de que estos cuatro años las cosas han mejorado, económicamente, en España. Pero la realidad es que han mejorado solo para unos pocos, y han empeorado para muchos más.
   Los datos publicados sobre aumento de la desigualdad en España son unánimes e incontestables. Y no pueden atribuirse solo a la crisis, porque esos índices de desigualdad han aumentado en nuestro País mucho más que en los demás de nuestro entorno.
   Sorprende que nadie o casi nadie en el PP considere un problema la creciente desigualdad, y que no hagan propuestas para luchar contra ella. De hecho, ni siquiera suelen hablar del tema... Supongo que es porque les da vergüenza lo que está pasando.
   Una sociedad cada vez más desigual es una sociedad enferma, que genera sufrimiento evitable y que tiene muchas posibilidades de acabar en una crisis violenta: nadie puede ser completa o suficientemente feliz viviendo en una sociedad así. A la vista de esa realidad, nadie que sea sensato puede pensar o decir que en España las cosas van bien, que hay que seguir por ese camino. Es una falacia, una imprudencia: un suicidio colectivo.

Noticia publicada en El Confidencial 18 de enero de 2016 (Ver)
   Como afirmó John Rawls, profesor de Filosofía política de Harvard: "el bienestar de una sociedad depende del bienestar de la peor situación individual: porque la sociedad es tanto mejor si mejora el bienestar de los demás". Un buen gobierno debe promover la libertad y la justa igualdad de oportunidades, asumiendo las diferencias (el que más se esfuerza y más trabaja tiene derecho a tener más) pero aplicando la justicia distributiva, según lo que Rawls llama principio de la diferencia, que permite una asignación a cada individuo que no coincide con el igualitarismo estricto, para lograr que los miembros menos aventajados de la sociedad queden materialmente en una mejor situación de lo que estarían bajo ese igualitarismo.
    El individualismo debe ser controlado por el Estado para impedir que la gente caiga en la codicia, la corrupción y la violencia, pero sin impedir el ejercicio de la libertad individual: ese es un equilibrio difícil de conseguir, pero necesario para que la sociedad progrese de la mejor manera posible. Un partido que tengo entre sus prioridades reducir la desigualdad, no puede gobernar nuestra sociedad.
Noticia de La Vanguardia 7 de octubre de 2015 (Ver)
En España la situación empeora incluso para los que consiguen trabajo.
   La política fiscal del PP favorece a las élites, no combate el fraude fiscal, estimula la economía sumergida, abandona la progresividad de muchos impuestos... En mi opinión, nadie que defienda la justicia y la paz social, el bien común, la solidaridad... incluso nadie con sentimientos cristianos, debería apoyar al PP, sabiendo que está favoreciendo la desigualdad, la injusticia social, al no controlar al individualismo ni a su vertiente económica: el capitalismo. Nadie cuyas circunstancias sociales y económicas hayan empeorado estos cuatro años debería votar al PP.
    Considero que los que van a votar a Rajoy y a su partido son aquellos a los que les ha ido bien durante la pasada legislatura. Puede ser que hayan mejorado su riqueza y su nivel de vida actuando ilegalmente (corrupción y delincuencia), teniendo suerte, o mediante mucho esfuerzo personal (y comportándose de manera honrada): pero incluso en ese tercer caso, si votan al PP, teniendo en cuenta lo dicho, no dejan de ser unos egoístas.

Titular en El País hace dos semanas (Ver)

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