sábado, 8 de abril de 2017

Los niños zurdos no deben ser educados para usar la mano derecha... ni para ser niñas.

   La mayoría de los seres humanos (el 90%) son diestros y desarrollan más el lado izquierdo del cerebro. Los zurdos por el contrario utilizan predominantemente el hemisferio cerebral derecho, y usan más y mejor la mano y el ojo izquierdos.
   En eso y en otras cosas somos asimétricos: y ser diestro o zurdo es la consecuencia de un proceso de evolución del sistema nervioso, un proceso necesario para elevar el grado de complejidad funcional de nuestro cerebro, que concentra en un hemisferio el máximo desarrollo...
   Que el factor genético es predominante es algo innegable, y aproximadamente uno de cada diez seres humanos es zurdo: el porcentaje se mantiene entre el 8% y el 13% en todas las razas, culturas y poblaciones.
    Imagine ahora el lector que un "grupo de presión" formado por zurdos pretendiera que, en todos los colegios españoles, cuando los niños comienzan a mostrar y a desarrollar su preferencia de lateralidad derecha o izquierda (algo que suele ocurrir entre los tres y los siete años), se les "reeducara" para que no se dejaran llevar por su instinto o desarrollo natural, animando a ese 90% de niños que usan más la mano derecha a que usen la izquierda, destacando y alabando las ventajas y la originalidad de ser distinto, de ser "auténtico"...
   Hubo un tiempo en que los zurdos eran considerados enfermos, e incluso "malignos": y se les obligaba a usar la mano derecha. Pero hoy en día en nuestra sociedad nadie en su sano juicio piensa nada de eso. En una web de zurdos puede leerse: "Si el niño zurdo es obligado a utilizar la mano derecha, implicará que usará la mano más débil y menos hábil para lograr realizar sus tareas, lo que los hará torpes, inefectivos y los agotará innecesariamente. El aprendizaje será más dificultoso y frustrante". Hay estudios que relacionan el forzar a un niño zurdo a usar su mano derecha con la dislexia, la timidez y otros desordenes del aprendizaje y del comportamiento.
   El lector atento ya habrá detectado mi propósito de hacer un paralelismo entre lo que ese supuesto lobby de zurdos pretendía hacer (algo que es imaginario), y lo que algunos grupos de presión están haciendo realmente, en relación con el sexo y la "reeducación en la elección de género" de los niños. Me refiero específicamente a la campaña cuyo eslogan comienza diciendo "Hay niñas con pene...", fomentando la transexualidad.
   Pienso que hoy en día nadie en su sano juicio debería estar en contra de la libertad absoluta de orientación sexual: se debe eliminar toda discriminación e implantar el respeto y la naturalidad. Pero me resulta falsa y rechazable las acusaciones que se están haciendo de que odian a los homosexuales y a los transexuales las personas o asociaciones (como Hazte Oir, con quienes -como ya he expuesto- no comparto sus ideas fundamentales) que defienden que no se debe modificar lo que la naturaleza establece y condiciona (con campañas como la mencionada). No por defender que los diestros sigan siendo diestros se odia a los zurdos. Ni viceversa.
   Y es opinión de algunos expertos -que comparto- que campañas como la mencionada sí que pueden ocasionar problemas a muchos niños (futuros adultos), si se les incita o se les manipula para que cambien "de seso y de sexo": es como volver a pretender que los niños cambien su lateralidad natural...
   Y además es intolerable que esas actuaciones de reorientación sexual se quieran plantear e implantar sin respetar -o en contra de- la voluntad de los padres: el Estado debería ser aséptico, escrupuloso y científico, y prohibir en las escuelas públicas que se inculque a los niños ideologías particulares de cualquier tipo: de orientación sexual, religiosas, políticas, nacionalistas, etc.
   (Trato aparte merecen los casos patológicos aislados, tanto las enfermedades neurológicas que afecten a la lateralidad, como las que afecten a la sexualidad biológica o psicológica. No es correcto querer atender esos casos tan particulares con campañas mediáticas, ni en los colegios; sino que se deben afrontar con una buena asistencia médica y psicológica, incluyendo el diagnóstico precoz y la atención personalizada.)

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