jueves, 1 de junio de 2017

Propuesta para acabar con el terrorismo islámico.

   La gran mayoría de los musulmanes que hay en el mundo rechazan los actos de violencia de sus correligionarios. Sin embargo los actos terroristas cometidos en el nombre de Alá, perpetrados por creyentes yihadistas que se consideran en guerra santa contra lo que denominan "cristiandad", son cada vez más frecuentes por todo el mundo. Los que realizan esos asesinatos indiscriminados están convencidos de que cumplen la voluntad divina, y de que ese Dios (Alá) en el que creen les va a premiar por lo que hacen.

   Como consecuencia de esos atentados reivindicados por seguidores del "estado islámico" se está creando en los países occidentales un clima de animadversión hacia todos los seguidores de la religión creada por el profeta Mahoma. Por ello, el problema de la escalada del terrorismo perpetrado por seguidores del Corán es muy grave también para todos y cada uno de los musulmanes inocentes que viven fuera de los países islámicos: especialmente para los que han huido de ellos buscando refugio. Y al paso que vamos, este problema puede acabar con su persecución y expulsión de muchos sitios: lo que en la práctica equivaldría a su aniquilación.
 
   ¿Cómo podemos solucionarlo? Se me ocurre una opción. Sabemos que la voluntad de Dios en todas las religiones les llega a los fieles a través de las interpretaciones y proclamas de sus líderes religiosos. Por ejemplo los cristianos católicos aceptan que el Papa y los sacerdotes son los representantes de Jesucristo en la tierra, y que pueden condenar y declarar anatemas o excomulgados a los que no cumplen sus preceptos. Del mismo modo, todos los líderes del islam, que defienden que su religión está en contra de la violencia y del terrorismo, podrían lanzar un manifiesto mundial declarando excluidos de su religión y condenados al peor de los infiernos a cualquier musulmán que cometa un atentado terrorista. Y se podrían incluir penas religiosas y sociales contra sus familiares (para surtir efecto en caso de atentado suicida). Sería una forma de hacer recapacitar y rectificar a todos los que pretenden seguir sembrando el dolor y la muerte de manera indiscriminada en honor de un Dios que, si le preocupa del futuro de sus seguidores debe estar a favor de aprobar inmediatamente esta medida.
 
   Hay que acabar con toda violencia. Pero que cese el terrorismo islámico al que nos referimos es imprescindible para que los musulmanes subsistan en el mundo, al menos en el occidental. Todos los gobernantes podrían presionar a los líderes religiosos del islam para que acometan esta iniciativa con urgencia. Si nos preocupan los devastadores efectos de la contaminación y del calentamiento de la tierra, peores efectos va a tener un estado de terrorismo y guerra global causado por el fanatismo religioso musulmán, al que solo pueden poner freno sus líderes: y les interesa hacerlo, también por su propia supervivencia.
 

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